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Mujer tiene sexo con un delfín, los separan y él se suicida.

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¿Sexo con un delfín? ¿Delfines suicidándose? ¿Qué estás diciendo?

Sí. Los delfines tienen la capacidad de suicidarse y hay mujeres (o al menos una) que han satisfecho sexualmente a un delfín. Voluntariamente. Pero vamos con orden.

Enseñar a los animales a hablar inglés

Lo sé, la historia se está complicando cada vez más, pero sígueme.

En la década de 1950, el neurocientífico John Lilly estudió el cerebro de los cetáceos, incluidos los delfines. En 1957, su esposa Mary notó que algunos delfines en su laboratorio estaban tratando de imitar las voces humanas. Lilly entonces pensó que los delfines querían comunicarse con los humanos, tratando de imitar sus sonidos y escribió un libro. Este libro atrajo mucho interés, incluso de la NASA, porque incluso los astronautas tenían interés en la comunicación entre diferentes especies. Tal vez ya estaban pensando en cuándo se enfrentarían a un extraterrestre.

La NASA estaba tan interesada en esto que decidió financiar un experimento, el de enseñar a los delfines a hablar inglés. Gracias a los fondos, Lilly abrió un laboratorio en el Caribe para ayudar a construir una relación entre delfines y humanos. En 1963 llegó al laboratorio Margaret Howe Lovatt, que inmediatamente comenzó a interactuar con los delfines presentes y a enseñarles a hablar inglés.

Vivir con los delfines

Después de cada día de trabajo, Lovatt y los demás volvían a su casa y cerraban el laboratorio. Lovatt, sin embargo, pensó que para el éxito del experimento los científicos deberían permanecer con los delfines el mayor tiempo posible, como lo haría una madre, enseñándoles el lenguaje humano. Y así Lovatt se mudó a un ambiente semi-acuático donde pudo vivir durante seis meses con un delfín, eligiendo un ejemplar macho llamado Peter. Todo fue bien hasta que Peter alcanzó la madurez sexual y comenzó a tener necesidades sexuales. Al principio lo transportaban a otro acuario, donde había hembras, pero las necesidades de Peter se hacían cada vez más evidentes y el experimento se vio afectado. Lovatt decidió atender manualmente las necesidades sexuales del del delfín.

Sexo con un delfín

Estas “sesiones” no eran privadas, la gente podía observar. Lovatt lo hizo por el bien del experimento y en una entrevista, años después del experimento, declaró que no era nada sexual para ella; sensual, tal vez. La historia de esta práctica poco ortodoxa pronto se hizo pública, y un artículo apareció en un periódico titulado

Sexo entre especies: humanos y delfines

con dibujos. El experimento fue eclipsado por este escándalo, pero eso no es todo.

Delfines y LSD

Sé que esta historia se está volviendo cada vez más improbable, pero en algún momento los científicos comenzaron a experimentar con el LSD, pensando que podría curar enfermedades mentales. Con este objetivo en mente, comenzaron a esarlo con personas voluntarias y luego también con animales. Lilly también comenzó a darle LSD a los delfines en 1964. Lovatt se opuso a la administración del medicamento y Lilly estuvo de acuerdo. La mujer continuó sus lecciones con el delfín y más tarde recordará cómo ese “tener que” estar juntos, pronto se convirtió en un placer, y luego incluso extrañar al delfín cuando tenían que separarse.

Lilly comenzó a perder interés en enseñar inglés a los animales en un momento en que Lovatt y Peter estaban a punto de vivir juntos durante seis meses. Como resultado, el experimento perdió sus fondos y el laboratorio cerró.

El fin del delfín Peter

Lovatt no pudo quedarse con Peter y por eso fue trasladado a otro laboratorio, a un acuario mucho más pequeño con casi nada de luz solar. Unas semanas más tarde, Lilly le da la triste noticia a Lovatt: Peter se había suicidado.

¿Cómo?

Los delfines necesitan aire, pero el movimiento que hacen para respirar no es automático como el nuestro: cada respiración es consciente. Pedro respiró un poco y luego se fue al fondo de su acuario sin tomar el siguiente.  El veterinario Andy Williamson, responsable de los delfines de Lilly, atribuye el gesto a la separación con Lovatt. La mujer podía razionalizar el hecho, pero Peter no. Así que decidió quitarse la vida.

La extraña relación entre Margaret Lovatt y el delfín Peter fue contada en el documental: “La chica que habló con los delfines”.

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