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Por eso decidí celebrar Halloween.

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Lo sé, lo sé, Emadion ya tiene dos años y nunca he escrito un post dedicado a la fiesta de Halloween. Bueno, este año decidí escribir uno, pero de una manera bastante personal. Además de sus orígenes, quiero explicar por qué decidí celebrar Halloween.

Los orígenes de Halloween

Lo sé, en la red está lleno de mensajes que explican de dónde viene Halloween, pero todavía quiero hacer una pequeña premisa sobre los orígenes de esta fiesta.

Empecemos con el nombre: la palabra “Halloween” es la contracción de “All Hallows Eve” que significa “la víspera de Todos los Santos”. Esta fiesta tiene orígenes anglosajones y los estudiosos piensan que es una versión más moderna de Samhain, un festival pagano que celebraba el final del verano. Una fiesta celebrada al final del verano también se puede encontrar en la época romana.

Esta fiesta siguió a los primeros colonos en el nuevo mundo y gradualmente se convirtió en ese Halloween comercial que todos conocemos. La tradición de tallar calabazas también proviene de la tradición anglosajona de tallar nabos para recordar las almas de los muertos. Los colonos, sin embargo, han continuado la tradición con las calabazas, mucho más disponibles que los nabos en el continente americano y mucho más fáciles de cortar.

Más información aquí.

El Día del Diablo

Sí, sobre la fiesta de Halloween, en Italia, corren muchos rumores. Muchos se oponen a su celebración, a menudo porque se considera una fiesta pagana, o incluso vinculada a Satanás. Todo porque no es una fiesta cristiana.

Sin embargo, me gustaría detenerme en este último detalle. ¿Qué es una fiesta cristiana? “una fiesta como la Navidad”, dirás tu. Vale, ¿pero sabes por qué se celebra la Navidad el 25 de diciembre? Porque la religión cristiana recién nacida no se adaptaba a la población pagana, feliz de tener sus propias fechas para celebrar el final del año o el comienzo de la cosecha.

Pues bien, para dorar la píldora, la Iglesia ha pensado bien en colocar las fiestas claves de la religión de forma totalmente “casual” al mismo tiempo que se celebraban las paganas, para que la religión cristiana se percibiera más cercana.

Y aquí los Saturnales, celebrados del 17 al 24 de diciembre, se convierten en Navidad. Y las celebraciones de fin de verano se convierten en la fiesta de Todos los Santos.

Todas las fiestas actuales tienen un origen común en las antiguas fiestas ligadas a la vida rural, a la recolección y al paso de las estaciones. Y Halloween es una de estas fiestas.

Un día festivo americano

Lo que enfurece a algunas personas, sin embargo, es que este Halloween es una “americanata” (comportamiento absurdamente grandioso y extravagante, considerado típico de los habitantes de los Estados Unidos de América). Como ya hemos explicado, su origen es celta, pero su veta comercial nació en los Estados Unidos. ¿Y qué? Me gustaría ver cuántos patriotas nunca han tomado una Coca Cola en sus vidas: es tan comercial y tan americana, pero eso no parece importar.

Sí, vale, Lilith, pero ¿por qué decidiste celebrar Halloween?

Bueno, admito que hace algún tiempo yo también despreciaba un poco esta “moda americana”. Luego, el año pasado, en Halloween, unos niños vinieron a llamar a mi puerta. Vivo en un pueblo bastante pequeño, donde no hay grandes fiestas de Halloween, y yo estaba totalmente desprevenida. Ni siquiera tenía un caramelo en mi casa, pero no estaba preocupada en absoluto.

Mirando por la ventana, sin embargo, vi a estos dos niños parados frente a la puerta, con sus bolsas en las manos, esperando los dulces.

Viendo que no estaba abriendo la puerta, uno se fue, mientras que el otro se quedó unos segundos más, pensando en un milagro de última hora. Eran niños del barrio, debían tener 7 u 8 años, y verlos allí, en espera ansiosa de que se abriera la puerta, y luego verlos partir un poco desilusionados me rompió el corazón.

Me acordé de cuando yo era niña, cuando veía “películas americanas” (una de ellas era “Hocus Pocus”) y cómo me preguntaba:

“Pero ¿por qué no se celebra Halloween aquí también?”

Me hubiera gustado mucho poder vestirme e ir por ahí con mis amiguitos para pedir dulces y ver todas las casas decoradas con calabazas, telarañas y murciélagos.

Así que me di cuenta de que Halloween es sólo una fiesta. A quién le importa si es americana, a quién le importa si es pagana y a quién le importa si es consumista! El próximo Halloween, ¡decoraría la casa y me abastecería de caramelos!

Y así fue. Llené la puerta con telarañas, puse un esqueleto en la entrada y una calabaza encendida en los escalones.

Ver la cara de asombro de los niños que vinieron, escucharlos exclamar “mira el esqueleto!”, verlos sorprendidos de ver a una bruja abrir la puerta, divirtirme buscando decoraciones y disfrazandome…. todo esto es Halloween.

A veces todos deberíamos volver un poco niños y ver el mundo con la inocencia que los distingue.

Feliz Halloween!

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